julio 7, 2022

Tromboembolismo pulmonar por fractura de huesos largos

Cómo prevenir la embolia grasa después de una fractura

El síndrome de embolia grasa se produce cuando la grasa entra en el torrente sanguíneo (embolia grasa) y da lugar a síntomas[1] Los síntomas suelen comenzar en un día[1] y pueden incluir una erupción petequial, disminución del nivel de conciencia y dificultad para respirar[1]. Otros síntomas pueden ser fiebre y disminución de la diuresis[2]. El riesgo de muerte es de aproximadamente un 10%[2].

La embolia grasa se produce con más frecuencia como resultado de fracturas de huesos como el fémur o la pelvis.[3][1] Otras causas posibles son la pancreatitis, la cirugía ortopédica, el trasplante de médula ósea y la liposucción.[3][2] El mecanismo subyacente implica una inflamación generalizada.[3] El diagnóstico se basa en los síntomas.[2]

El tratamiento consiste principalmente en cuidados de apoyo,[4] que pueden incluir oxigenoterapia, fluidos intravenosos, albúmina y ventilación mecánica[2] Aunque es habitual que se produzcan pequeñas cantidades de grasa en la sangre tras una fractura ósea,[3] el síndrome de embolia grasa es poco frecuente[4] La afección fue diagnosticada por primera vez en 1862 por Zenker[1].

Los síntomas del síndrome de embolia grasa (SEG) pueden comenzar entre 12 horas y 3 días después del diagnóstico de la enfermedad clínica subyacente. Los tres rasgos más característicos son: dificultad respiratoria, rasgos neurológicos y petequias cutáneas[5] La dificultad respiratoria (presente en el 75% de los casos) puede variar desde una dificultad leve que requiere oxígeno suplementario hasta una dificultad grave que requiere ventilación mecánica. En cuanto a las características neurológicas, los afectados por el SEA pueden estar letárgicos, inquietos, con un descenso en la Escala de Coma de Glasgow (GCS) debido a un edema cerebral más que a una isquemia cerebral. Por lo tanto, los signos neurológicos no están lateralizados a un lado del cuerpo. En la forma grave de odema cerebral, la persona puede dejar de responder. La erupción petequial suele darse en el 50% de los pacientes. Esta manifestación cutánea es temporal y puede desaparecer en un día[6] El síndrome de embolia grasa puede dividirse en tres tipos:[5]

Embolia pulmonar tras una fractura

Información del autorAutores y AfiliacionesAutoresContribucionesMLM es cirujano secundario y ayudó en el análisis e interpretación de los datos y en la revisión del artículo. RP es el cirujano tratante de algunos de los casos implicados. También refinó el concepto del estudio y es un revisor crítico. HH participó en el concepto del estudio, ofreciendo asesoramiento inicial y actuó como uno de los revisores. DM mejoró nuestro estudio desde el punto de vista imagístico y actúa como autor correspondiente. DV y MN participaron en la concepción del estudio mejorándolo con un importante contenido intelectual. ADB fue cirujano secundario y participó en las revisiones internas y finales del trabajo. DLP contribuyó como fisioterapeuta de pacientes y actuó como revisor del artículo. BD es el cirujano tratante de algunos de los casos implicados. También aportó valiosas ideas durante el proceso de revisión inicial y posterior y la aprobación final de la versión a presentar. Todos los autores leyeron y aprobaron el manuscrito final.Autor correspondienteCorrespondencia a

Fractura de cadera y embolia pulmonar

ResumenLa embolia grasa es una complicación frecuente de las fracturas de pelvis y huesos largos. Se han descrito émbolos grasos macroscópicos en las arterias pulmonares en la tomografía computarizada en el postoperatorio de la fijación de fracturas de huesos largos por traumatismos; sin embargo, la cuantificación de los valores de atenuación de los émbolos grasos se ha descrito con poca frecuencia en la literatura. Presentamos un caso de embolia grasa pulmonar en una mujer de 52 años tras un traumatismo óseo agudo sufrido durante un accidente de tráfico. Sin embargo, según el conocimiento de los autores, no se ha descrito una embolia grasa pulmonar en la tomografía computarizada inicial de un traumatismo.

Johnny U. V. Monu.Derechos y permisosImpresiones y permisosAcerca de este artículoCite este artículoHuang, B.K., Monu, J.U.V. & Wandtke, J. Pulmonary fat embolism after pelvic and long bone fractures in a trauma patient.

Emerg Radiol 16, 407 (2009). https://doi.org/10.1007/s10140-008-0757-7Download citationShare this articleAnyone you share the following link with will be able to read this content:Get shareable linkSorry, a shareable link is not currently available for this article.Copy to clipboard

Tratamiento de la embolia grasa

El síndrome de embolia grasa sigue siendo una complicación rara, pero potencialmente mortal, de las fracturas de huesos largos. La verdadera incidencia es difícil de evaluar, ya que muchos casos permanecen sin diagnosticar. La afectación cerebral varía desde la confusión hasta la encefalopatía con coma y convulsiones. Los síntomas clínicos y la tomografía computarizada no siempre son diagnósticos, mientras que la resonancia magnética es más sensible en la detección de una presunta embolia cerebral. Se presentan dos casos de embolia grasa cerebral postraumática, manifestada por un coma prolongado y un edema cerebral difuso. Se discute el curso clínico de la enfermedad así como el manejo en la unidad de cuidados intensivos.

El síndrome de embolia grasa (SEG) sigue siendo una complicación poco frecuente, pero potencialmente mortal, de las fracturas de huesos largos, caracterizada por insuficiencia pulmonar, disfunción neurológica, fiebre y erupción petequial, que suele producirse durante las primeras 48 horas tras la lesión.1 La verdadera incidencia de este síndrome no puede evaluarse con exactitud, ya que muchas formas subclínicas siguen sin reconocerse. Varía del 0,5% al 30% de los pacientes fracturados2 , con tasas más elevadas en pacientes con lesiones múltiples, y presenta una tasa de mortalidad media del 10%.3 Se ha descrito con frecuencia la afectación cerebral, que parece agravar el pronóstico del SEA.4 Las manifestaciones clínicas son muy variadas, desde una simple alteración de la vigilancia (70%-85% de los casos), hasta convulsiones y coma.2 Presentamos dos casos de embolia grasa cerebral postraumática, que se manifiestan por un coma prolongado y un edema cerebral difuso.

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